lunes, 10 de noviembre de 2014

Tostada.

Tostada.

Todos en algún momento
fuimos un grano de trigo,
con amor nos hicieron harina,
nos amasaron y de ese amasijo
hicieron un pan
que fue horneado en su tiempo justo,
sacado del horno, caliente,
su aroma atraía,
su color dorado invitaba a comérselo,
a todos tentaba cortar con las manos
un trozo de él,
fresco y tierno,
así fuimos todos.


Pasadas las horas,
los días,
ese pan fue perdiendo esa atracción,
ya no es tierno,
el aroma se perdió,
su piel de harina
se hizo cascara dura
y se fue retirando de la mesa
hasta quedar en una bolsa,
destinado a la basura
o a ser colgado del cesto
para alguien necesitado
lo coma por el solo hecho
de matar el hambre.

Fui pan fresco,
pero al otro día de convertirme
en pan duro,
 no lo dude,
tome un cuchillo
y me corte en rebanadas,
me metí al horno,
 me hice TOSTADAS.
 En las mañanas  me unto con mermelada
  de dulce de poesías hechas con el corazón
y cada cena me presento
bañado de aceites de experiencias que coseche  con errores y aciertos,
me polvoreé con  especias recogidas en esos viajes
de aventuras que me anime a vivir cada día.

De esta forma sigo  
compitiendo con el pan caliente,
con el pan fresco
con aromas recién salido de horno.

No soy pan fresco,
tampoco soy pan viejo,
hoy,
Soy TOSTADA.


Dardo Campostrini.

( derechos reservados)